domingo, 9 de mayo de 2010

Las joyas de la reina de nuestro sistema solar: Los cometas, esos astros fascinantes que se pasean luciendo sus hermosas y luminosas cabelleras


LOS COMETAS, ASTROS FASCINANTES, MISTERIOSAS ESTRELLAS CABELLUDAS QUE DESDE LA NOCHE DE LOS TIEMPOS HAN INCIDIDO SOBRE LA IMAGINACIÓN Y LAS CREENCIAS DE LOS SERES HUMANOS

Los cometas son astros de forma variada, que circulan alrededor del Sol, siguiendo órbitas muy alargadas.

Hoy se conocen bastante bien las órbitas de más de 125 cometas, aunque el movimiento de estos astros tiene por cierto ciertas irregularidades e incertidumbres, ya que sus trayectorias pueden llegar a verse afectadas por los planetas; por otra parte, tampoco es raro que estas formaciones estelares estallen, partíéndose entonces en dos o más pedazos. Estas estrellas cabelludas o estrellas con cola (denominaciones también aplicables a los cometas) se presentan con variados colores, anaranjados, plateados, azulados, rojizos, verdosos, amarillos, etcétera.

En los cometas generalmente se reconocen tres partes, núcleo, cabellera, y cola, que detallaremos y describiremos más profundamente a continuación.

El núcleo y la cabellera forman la cabeza del cometa, y por su parte las partículas impulsadas por los fotones y el viento solar, constituyen la o las caudas cometarias que acompañan a esas formaciones.

Los cometas no son tan raros como vulgarmente se cree. François Jean Dominique Arago (1786-1853), gran astrónomo francés del siglo XIX y en su momento director del Observatorio de París, calculó que existen más de 17 millones y medio de cometas circulando entre el Sol y la órbita de Neptuno.

Ya el gran Johannes Kepler (1571-1630) en su tiempo decía: "Los cometas son tan numerosos como los peces del mar".


ANTECEDENTES HISTÓRICOS

De los registros históricos procedentes de China, Babilonia, Egipto, y Grecia, datan las más antiguas noticias acerca de cometas.

La primera mención es la de un escriba caldeo, que por el año 1.140 A.C. grababa en su tableta de arcilla, la visión de un cometa de "luminoso cuerpo y cola extendida como el aguijón de un escorpión".

Homero hacia el 800 A.C. y en su relato de la "Guerra de Troya" (que habría tenido lugar hacia el 1.200 A.C.), habla en la Ilíada del yelmo de Aquiles, que "como la estrella roja, con su ardiente cabellera, sacude males, pestilencia, y guerra".

Recordemos algo más de la narración homérica sobre Aquiles y la Guerra de Troya, evocando una parte de esta antigua narración épica.

Aquiles, lleno de furia, portaba la armadura forjada por Hefesto. Púsose en las piernas las grebas ajustada con hebillas de plata; protegió su pecho con la coraza, colgó del hombro la espada de bronce guarnecida con argénteos clavos, y se embrazó el grande y fuerte escudo, cuyo resplandor semejaba de lejos el resplandor de la Luna. Cubrió la cabeza con el fornido yelmo que brillaba como un astro, y sobre donde ondeaban las áureas y espesas crines de caballo que Hefesto colocara en la cimera. Sacó de su estuche la poderosa lanza que solo él podía manejar, y alzándola y rugiendo como un león, la agitó amenazante en el aire sobre su cabeza. En tanto, los aurigas se aprestaban a uncir los caballos a los carros, sujetándolos con hermosas correas de cuero brillante; empujaron los frenos entre las mandíbulas y tendieron las riendas hacia atrás, atándolas a la fuerte caja de los carros. El auriga Automedonte saltó al carro con el magnífico látigo, y Aquiles, cuya armadura refulgía como el mismo Sol, subió tras él y con horribles gritos jaleó a los corceles: ¡Janto y Balio, ilustres hijos de Podarga!

Véase y léase con atención el transcrito y hermoso texto; muchas referencias allí hacen pensar en el Sol, en la Luna, y en otros astros y reflejos del firmamento. Es que en los relatos antiguos, los actos de los humanos se mezclaban con las intervenciones de los dioses y con las visiones observables en el cielo, combinando así hechos, emoción, misterio, mitos, suposiciones, belleza, poesía.


En lo que concierne a Aristóteles (384 a 322 A.C.), observando el gran cometa del año 371 A.C., llega a su célebre pero equívoca definición: "Los cometas son exhalaciones de la Tierra, un fenómeno atmosférico causado por los gases que arden en la región del fuego".

Y la Biblia tiene por su parte varias referencias a estos astros, por ejemplo en Crónicas (I, 21, 17): ««Y David, alzando los ojos, vió al Ángel de Jehová que estaba entre el cielo y la tierra, teniendo una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalem. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de sacos.»»


¿QUÉ SON REALMENTE LOS COMETAS?

Si se ha de dar crédito a una de las más consolidadas teorías, la del astrónomo inglés Raymond Arthur Lyttleton (1911-1995), los núcleos de los cometas serían agregaciones más o menos distanciadas de rocas, piedras, y granos de polvo, cuyas masas conjuntas son del orden del billón de toneladas como promedio.

Estas formaciones varían entre máximos de 100 billones y mínimos de 1000 millones de toneladas, con densidades medias en extremo bajas, del orden de 1 kilogramo de materia por kilómetro cúbico.

Gracias a que el cometa Wirtanen se fraccionó en 1956, la doctora Elizabeth Roemer pudo calcular su masa, que resultó ser de 100.000 millones de toneladas, lo que se encuentra dentro de los límites anteriormente citados.

Estas aglomeraciones de materia deberían su origen al polvo interplanetario.

Jan Hendrik Oort, astrofísico holandés de primera línea, ha estimado que este polvo procede de los residuos que resultaron de la explosión del planeta que habría existido entre Marte y Júpiter, y que según algunos, habría dado origen a los asteroides.

Para otros científicos, los cometas son los restos de la primitiva nebulosa que formó el Sistema Solar.


SOBRE LAS CABELLERAS DE LOS COMETAS

Las cabelleras de los cometas tienen a veces dimensiones inmensas. En 1828, el cometa de Encke presentó una de 250.000 kilómetros de longitud. La cabellera del cometa Halley, en 1835, fue de 450.000 kilómetros (cuando el núcleo del mismo, en esa época, era sólo de 30 kilómetros).

Por cierto tiene notoriedad el cometa avistado por Napoleón Bonaparte en 1811 (y que según las malas lenguas, anunció su desastre en la funesta campaña contra Rusia, que como se sabe terminó en derrota francesa ante el invierno ruso y las tropas del Zar). El citado cometa de 1811 presentaba una cabellera de unos 920.000 kilómetros.

Pero el acontecimiento que batió todos los récords, fue el descubierto y observado en 1892 por Edwin Holmes, de un astro cometario cuya impresionante cabellera llegó a medir 1:200.000 kilómetros.


LA MASA DE LOS COMETAS

Con sus masas diminutas, los astros cometarios son juguete de la atracción gravitatoria de los grandes planetas.

El cometa Lexell, en 1779, tuvo una gran aproximación con el planeta Júpiter, con lo que su órbita elíptica, que recorría en 3 años, posiblemente se transformó en parabólica o en elíptica de largo período, y por tanto tal vez no volverá a verse nunca más.

Algo parecido le sucedió a muchos otros cometas, como por ejemplo el de Brooks, el Wolf, el Comas Solá, y el Whipple, entre otros. El cometa Oterma, pasó de un período de 7 años a otro de 22.

En cambio y como es lógico pensar, los cometas no ejercen influencia gravitacional alguna sobre los planetas. Así por ejemplo en 1886, un astro cometario pasó por entre los principales satélites de Júpiter, sin causarles la menor perturbación en sus movimientos.


LAS TRAYECTORIAS DE LOS COMETAS

Las órbitas que los astros cometarios describen en torno al Sol, son en realidad, elipses de una gran excentricidad.

El cometa periódico que presenta el período más corto es el Encke, que retorna cada 3.3 años terrestres. Y entre los que tienen más largo período, se destacan el cometa Halley, con un promedio de 76 años, y el cometa Herschel Rogollet con 156 años, entre los que se conocen con más de una aparición.


El cometa Swift Tuttle, llamado el "verdugo de la Tierra" tiene 119 años de período, y por su parte el temido cometa 177P/Barnard 2 inicialmente se estimó que tenía 128 años de período, y el cometa Mellish, muy curioso por cierto, tiene un período estimado de 145 años (los citados son cometas de los que se conoce y se ha estudiado una sola aparición).

Los cometas llamados no periódicos, tienen sus respectivos períodos (y valga la contradicción) muchísimo más extensos. Así por ejemplo, al antes citado cometa de 1811 se le ha calculado un período de casi 75.000 años.

Por su parte, al cometa observado en 1580 se le ha estimado un período de unos 100.000 años, y sobre otro cometa también descubierto por el astrónomo estadounidense Edward Emerson Barnard se estableció que tiene un período de 579.000 años.

A pesar de la gran duración del viaje de algunos astros cometarios y su gran alejamiento en ciertos momentos del centro del Sistema Solar, los afelios de sus correspondientes órbitas, se hallan decenas de veces más cercanos al Sol que a las estrellas más próximas. En resumen, lo que deseamos expresar es que todos los astros cometarios evolucionan siempre dentro del Sistema Solar sin nunca abandonarlo, aunque claro está, las estrellas con cola (como a veces se llama a los cometas) de órbitas muy excéntricas y períodos orbitales muy prolongados, llegan en sus afelios casi a los confines del Sistema Solar sin nunca abandonarlo; los cometas giran todos en torno al Sol, y eso los convierte en miembros del Sistema Solar.


ANIMACIÓN INTERACTIVA DE TRAYECTORIAS ORBITALES

Tanto el presente artículo sobre los cometas así como el resto de nuestros escritos que también integran la publicación digital "MISTERIOS DE NUESTRO MUNDO Y DEL UNIVERSO" (y que versan sobre diferentes temáticas, cosmología, mitos y leyendas, historia, cultura general, realizaciones artísticas, desarrollos científicos, descubrimientos e inventos, noticias de actualidad, etcétera), tienen todos la pretensión de introducir al lector inquieto sobre los tópicos tratados, para así motivarle a saber más, y a desarrollar de esta forma una mejor comprensión sobre el mundo y el universo en el que vivimos, y sobre las diferentes culturas que la especie humana ha sabido crear en el decurso de la prehistoria y de la historia.

En cada artículo, quien escribe estas líneas se autolimita en cuanto a la extensión de cada escrito, pues nuestro objetivo principal es el de promover e incentivar la divulgación científica y cultural en el seno de la comunidad hispanohablante, tanto en Uruguay como en América y como en otras regiones del globo; entendemos personalmente que textos excesivamente extensos y complicados y detallados, por cierto por lo general no ayudan en esta labor de vulgarización y difusión, pues a veces aburren y abruman a los lectores, desanimándolos a continuar leyendo y a continuar aprendiendo.

Obviamente, lo señalado no implica que los lectores tengan que conformarse con lo que aquí encuentran sino todo lo contrario, conviene que ellos profundicen sus conocimientos en la medida que se sientan motivados, y afortunadamente hoy día hay muchas fuentes a las que se puede recurrir, y entre ellas naturalmente está el reservorio documentario de Internet, la red de redes.

Para en todo lo posible facilitar las señaladas consultas en la telaraña mundial de documentos, en nuestros escritos hemos multiplicado la inserción de enlaces a artículos de otros autores, como seguramente los lectores ya habrán podido observar; así, con un simple clic de ratón se podrá acceder a otros enfoque relacionados, con un mínimo de esfuerzo y con un mínimo de pérdida de tiempo.

Y ya para terminar esta digresión, y ya para cerrar este paréntesis, señalamos que en Internet hay muchos sitios documentarios donde no solamente se desarrollan muy buenos enfoques textuales científicos y culturales, sino también donde se insertan módulos interactivos que aprovechan de una mejor forma las facilidades gráficas y dinámicas que nos ofrecen las computadoras.

Y en el sentido indicado, nos permitimos particularizar en un par de casos.

Por ejemplo, rogamos a los lectores que accedan al sitio que seguidamente se indica, para allí profundizar sobre antiguos avistamientos de cometas.

http://www.tayabeixo.org/sist_solar/cometas/introduccion.htm

Por su parte y a través del enlace presentado más abajo, moviendo uno de los cursores se podrá cambiar a voluntad la excentricidad de la órbita de un astro estelar, observando en el gráfico la forma cómo se modifica esa trayectoria así como los puntos perihelio y afelio. Asimismo, moviendo el otro cursor también se podrá regular el tamaño del semieje mayor de la trayectoria eliptica. En el señalado gráfico con movimiento, el Sol es representado en color amarillo, la Tierra es representada en color azul, y el planeta o cometa es representado usando un tercer color. Véase cómo la trayectoria elíptica orbital siempre se acomoda de forma que el Sol se ubique en uno de sus focos. Al introducir movimiento en los astros y al permitir regular un par de parámetros, con notoriedad se ilustra muy bien a los visitantes sobre los conceptos sobre los que se desea enfatizar, y la interactividad entre el usuario y el módulo introduce un componente lúdico que por cierto ayuda muy mucho en la afirmación y arraigo de los conocimientos que así se adquieren con complacencia y naturalidad.

http://www.windows2universe.org/physical_science/physics/mechanics/orbit/orbit_shape_interactive.html〈=sp


Por último, también recomendamos sinceramente al sitio web cuya dirección se indica acto seguido.

http://www.educar.org/SistemaSolar/

En dicho sitio digital, en dicho espacio de Internet, se podrán encontrar ilustraciones muy didácticas sobre los miembros del Sistema Solar (Sol, planetas, cometas, etcétera), algunas de ellas ilustraciones fijas o estáticas y otras con efectos de movimiento; lo destacado de estas ilustraciones, es que los distintos cuerpos cósmicos se presentan en colores y respetando las proporciones de tamaño, por lo que los visitantes allí obtienen conocimientos con relativa facilidad, pues generalmente se logran retener las imágenes y los diagramas mucho mejor que si los cuerpos y las situaciones se describieran verbalmente y dando cifras.


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CULTUREMAS PARA EL SIGLO XXI, HIPERTEXTOS EDUCATIVOS, SAPIENCIARIO DE DIGIMUNDO

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